jueves, 7 de abril de 2011

Presentación del libro “Del otro lado de la mirilla” por Leandro Kriznik



He aquí nuestra retaliación, nuestra represalia ante el horror carcelario, ante la injuria cotidiana y macabra, ante la abominación de los actos excecrables de los opresores que queriendo eliminar nuestra dignidad de hombres, sólo lograron sepultar su condición humana para transformarse en torturadores.
Nuestra respuesta es la memoria, nuestra venganza el aún seguir en pié para mirarlos y juzgarlos, para ametrallarlos con nuestro más preciado arsenal,  las palabras, nuestras palabras, las que por fin empezamos a restituir de aquellos que las detentaban y nos las negaban, silenciándonos.  He aquí nuestro grito de guerra, nuestra lucha cotidiana, nuestro amor y nuestras ganas de vivir ante quienes sólo propusieron muerte.
Borges dijo una vez que la memoria es más inventiva que evocativa, sin embargo tras toda invención, por más ficticia y consensuada que aparezca, por más mentira que se imboque por falta de imaginación,  peregrinan en ella muchas voces, que nadie se arroge la desmesura de creerse individualmente creador de lo nuevo.  La memoria subyace siempre, aunque aletargada a veces de tanto pisotearla, pero subyacente siempre crea  nuevos caminos, inventando nuevos resquicios, nuevos contextos, nuevas verdades para constantemente poder aflorar indubitablemente la huella imborrable que la conforma como tal.
Nunca se muere la memoria, porque estamos hechos de memoria, es la inercia de la vida misma, se la puede matizar, agiornar, la podemos querer mutilar o sepultar, pero siempre encuentra lugares seguros para alojarse y merodear invisible entre nosotros.
La memoria es la resiliencia que nos permite, aún torturados, aún vejados, aún violados, aún pisoteados, volver a recuperar nuestra dignidad humana, volver a creer en el amor a los hombres, volver a ser cada día más humanos.
Es así como la memoria desde el presente se vuelve inventiva, porque la memoria (como diría Galeano) para los navegantes deseosos de vientos, es el puerto de partida.  La memoria nos obliga necesariamente a inventar nuestro propio camino, caminando, sabiendo que el pasado nos condiciona, es verdad, pero nunca nos determina.
Aquí estamos, esto somos, no han podido con nosotros, no podrán nunca, así nos maten a todos.

1 comentario: